pueden detectar de diversas maneras: En ocasiones, se pueden detectar en el comedor de la escuela o en el recreo, de ahí la importancia de que los profesores conozcan el alcance de estos trastornos y sepan cuál es su papel en la detección precoz. En general, es en casa donde se pone en evidencia, con más facilidad, la presencia de un trastorno alimentario: Prestar especial atención a la modificación de los hábitos alimentarios (tipo y cantidad de alimentos). O la forma de comer (lentamente, masticando una y otra vez antes de ingerir peque- ñas cantidades, troceando la comida en porciones muy pequeñas, etc.). Observar alteraciones de la conducta en relación con la comida (retrasar la hora de sentarse a la mesa, preferir comer solos, rechazar compromisos que suponen comer en restaurantes o fuera de casa, etc.). Y en los sentimientos que experimentan con relación a la ingesta (inquietud, ansie- dad, incapacidad para permanecer en reposo, etc.). En otros casos, será el personal de la farmacia quien sospeche la presencia patológica ante la preocupación excesiva de un(a) joven delgado(a), que acude diariamente a controlar su peso o a solicitar productos adelgazantes. En los pacientes bulímicos no existe, en general, una pérdida importante de peso, por lo que la detección precoz es aún más difícil: La familia puede advertir la falta de determinados alimentos en la despensa, sobre todo dulces y galletas. O detectar restos de vómito en el baño. A veces los padres descubren la presencia de un trastorno alimentario al preguntar a su hijo(a) sobre la causa de sus cam- bios de carácter, sus alteraciones del estado de ánimo, su irri- tabilidad, su disminución del rendimiento escolar o su aisla- miento social. También se pueden detectar estos trastornos, tomando en cuenta los síntomas cognitivos, conductuales, emocionales y físicos menciona- dos en los puntos 4.1, 4.2, 4.3, 4.4 y 4.5. V. DETECCIÓN Y PREVENCIÓN Gual Pilar, ¿Anoréxica... Yo? ¿Anoréxica... Mi Hija? Saber para Prevenir, ed. Descleé de Brouwer, S.A., España 2000, p.58. 10 10 Para la mayoría de las actividades se tomaron como referencia: COVEY Sean. , Los 7 Hábitos de los Adolescentes Altamente Efectivos, ed. Grijalbo, México D.F. 1999, pp.53, 77, 92. GUAL Pilar, ¿Anoréxica... Yo? ¿Anoréxica... Mi Hija? Saber para Prevenir, ed. Descleé de Brouwer, S.A., España 2000, pp.18-25. 11 11 10 Para la prevención de estas enfermedades, se proponen las siguientes actividades: Promover la educación nutricional en las escuelas. Fomentar hábitos alimentarios como comer en compañía y que exista comunicación familiar a la hora de la comida. Cuidar el cuerpo, que no enferme, siempre al servicio de la persona. En el campo de la moda, aprender a decir no a quienes imponen un ideal de mujer que hace traición a su salud y dignidad (la prenda tiene que adaptarse al cuerpo y no tiene la persona que reducir su cuerpo hasta entrar en el vestido). Fomentar una actitud crítica frente a mensajes publicitarios. Reforzar la autoestima en aspectos distintos a la imagen corporal. Fomentar otro tipo de valores, que favorezcan una visión integral de la persona. Desarrollar el hábito de la proactividad: Las personas con bulimia y anorexia generalmente tienen una actitud reactiva. Los proactivos no se ofenden fácilmente, toman la responsabilidad de sus decisiones, piensan antes de actuar, vuelven a hacer el intento cuando sucede algo malo, siempre hallan la forma de que las cosas sucedan, se concentran en las cosas en las que puedan hacer algo y no se preocupan por aquello donde no tienen ningún control. Amigos: ¡Qué poderosa influencia pueden ejercer sobre nuestra actitud, reputación y dirección!. La necesidad de ser aceptado y ser parte de un grupo es muy importante, pero con frecuencia elegimos equivocadamente a nuestros amigos y esto no siempre es bueno. A veces es mejor no tener amigos durante un tiempo, que tener los amigos equivocados. Desterrar las etiquetas negativas: Son una fea forma de prejuicio, sacar conclusiones de alguien sin antes conocerlo. Somos demasiado complejos para ser encajonados en categorías y el peligro surge cuando comenzamos a creer nosotros mismos en las etiquetas. Desarrollar un entorno social positivo que permita expresar los miedos y angustias que padecemos, en el que se fomenten valores más espirituales. 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11.