Uno de los valores fundamentales del Agilismo es la respuesta al cambio. El posponer decisiones hasta el último momento responsable. Sin embargo muy pocas veces escribimos software que sea capaz de soportar esas situaciones. Software que siga esos mismos principios.
La arquitectura y el diseño de los sistemas que diseñamos debería ser capaz de adaptarse al cambio. Debería ayudar a posponer decisiones, tanto técnicas como de negocio. Por desgracia, la mayoría de las veces, la flexibilidad de nuestro software es la flexibilidad de las herramientas que hemos utilizado para construirlo.
Esta charla corta relatará la experiencia de dos proyectos reales en las que la arquitectura jugó un papel protagonista en su resultado.