Todos hemos oído la famosa frase: "What gets measured gets managed" y es muy cierta. Seguro que somos capaces de recordar al menos un caso en el que hemos visto tomar decisiones importantes sin disponer de datos suficientes...
Para evitar este tipo de errores, muchas empresas y equipos fijan métricas o indicadores de performance (KPIs), otros siguiendo las últimas tendencias, las implementan a través de juegos o gamificación. En todos los casos el objetivo final es medir buscando siempre obtener la combinación perfecta que haga que el equipo esté motivado, sea más productivo y mejore de forma continua. Pero no es suficiente sólo con medir; medir por medir, medir a las personas... a veces es peor el remedio que la enfermedad, tan importante es implementar una métrica como saber quitarla a tiempo.
Qué es lo bueno de una métrica? Sin lugar a dudas, la tendencia. Qué es lo malo de una métrica? Que nos puede dar información errónea, que puede dirigir a un equipo al objetivo incorrecto. Qué es lo feo de las métricas? Los trucos que se hacen para que el número salga y cumplir el objetivo.
Desde nuestra propia experiencia del día a día queremos contar el resultado obtenido en distintos equipos usando las métricas más comunes del desarrollo de software ágil: velocidad, cycle time, flow efficiency, defect density, número de bugs....