altas capacidades en Castilla y León, o la legislación de la Junta de Extremadura. Fíjense, amigos lectores, que curioso. El modelo de tres anillos de Renzulli, que es un modelo de intervención, plantea la atención de un colectivo importante de alumnos, identificados por varias vías, tanto por pruebas psicopedagógicas, como por los profesores, o por los especialistas en altas capacidades. No es un modelo de identificación. Incluye un proceso amplio de selección de candidatos entre los que se encuentran alumnos con resultados altos en tests psicométricos (incluso con bajo rendimiento escolar), alumnos con alto rendimiento escolar a juicio de sus profesores, y también alumnos especialmente motivados con las actividades del programa. El inicio del programa es, pues, seleccionar a alumnos con habilidades por encima de la media; la meta final del programa es conseguir del mayor número posible de alumnos conductas propias de un sobredotado intelectual, que en definitiva son para el autor respuestas óptimas a la solución de problemas reales, y a la creación de nuevos productos. Este modelo evita así uno de los mayores problemas de la identificación: como bien señala el profesor Tourón (1998) las altas capacidades no son una cuestión de ser o no ser, sino una cuestión de grado. No podemos poner puntos de corte rígidos, sino minimizar al máximo el riesgo de dejar a algún alumno bien dotado fuera de una intervención específica que le pudiese beneficiar. Sin embargo una deficiente interpretación del modelo, ha llevado a utilizarlo en nuestro país de forma mayoritaria como un modelo de identificación. Así, la teoría de los tres anillos pasa a ser el punto de inicio del proceso de identificación, en lugar de ser el punto final del proceso de intervención, tal y como estaba diseñada por su autor. El resultado de esta utilización sin sentido del modelo de Renzulli lo tenemos a la vista: el dos por diez mil de la población escolar identificados, frente al 20% sugerido por este experto. La LOE ha puesto en claro por fin lo que los especialistas llevan años pidiendo: atención a los alumnos con altas capacidades intelectuales. No sólo a los superdotados. También a los talentosos, a los niños precoces, y por qué no, a todo aquel alumno que está demostrando diariamente que puede manifestar conductas propias de los alumnos bien dotados. La autonomía de los centros y una motivación adecuada por parte de los administradores educativos pueden ser el caldo de cultivo para que se vayan promoviendo programas de enriquecimiento en las escuelas e institutos de nuestra Comunidad. No hagamos oídos sordos a esta propuesta. La atención a los niños con potencial intelectual por encima de la media puede ser un excelente motor que aporte calidad a este vilipendiado sistema educativo nuestro. Subestimar este tipo de atención es ir en contra de uno de los principios básicos que recogen todas las leyes orgánicas promulgadas en nuestra etapa democrática: que todo el alumnado alcance el máximo desarrollo personal, intelectual, social y emocional; incluidos los alumnos con alto potencial. BIBLIOGRAFÍA. CASTELLÓ, A., MARTÍNEZ, M. (1999): Alumnat excepcionalment dotat intel.lectualment. Generalitat de Catalunya. GARDNER, H. (1999): Inteligencias Múltiples, en Investigación y Ciencia: Temas 17 Inteligencia viva (p.14 y ss.) Prensa Científica. Barcelona. LOPEZ, B. y otros (2000): Alumnos precoces, superdotados y de altas capacidades. MEC. SÁNCHEZ MANZANO, E. (1999): Identificación de niños superdotados en la Comunidad de Madrid. Madrid, Ministerio de Educación y Cultura, Consejería de Educación y Cultura de la Comunidad de Madrid, Fundación Rich, Fundación CEIM. RENZULLI, J.S., REIS, S.M. (1997): The Schoolwide Enrichment Model. Mansfield, CT. Creative Learning Press. TOURON, J. PERALTA, F. Y REPARAZ, Ch. (1998): La superdotación intelectual: modelos, identificación y estrategias educativas. Pamplona, Eunsa.