el reconocimiento de sus aspectos estéticos: su forma, su textura, su volumen. También el de sus materiales: aluminio, peltre, madera, alambre, plástico. Y de su historia: ajaduras, oxidaciones, despostilladuras y desgastes. Así, estos utensilios culinarios se convierten en una de las incontables formas de expresión de nuestra sociedad.