otras empresas cualquier chaval se tuerce un tobillo y está más tiempo de baja. P.- ¿Qué tiene el sector del r e t a i l (venta detallista) que no tengan otros? R.- Que es inmediato y el re- sultado se ve de hoy para hoy. No existe el problema de que no te paguen, y al final del día sabes lo que vendiste. Es su- percompetitivo, sobre todo en España, donde tenemos algu- nas de las principales marcas del mundo como Mango o In- ditex. La pena es que el co- mercio en nuestro país toda- vía no tiene prestigio, no está bien considerado ni se ve co- mo una profesión. P.- En eso quizá influye que a veces entras a una tienda y el empleado ni te saluda... R.- Nosotros solíamos medir qué porcentaje de vendedores daban los buenos días a los clientes mediante la técnica del mistery shopper ( c l i e n t e misterioso) y comprobamos que dos de cada cinco no lo hacía. Cuando pedíamos cuentas a los encargados nos decían que les faltaba forma- ción. Pero yo no creo que sea un tema de formación. Simple- mente, no están a gusto y de- jan pasar el tiempo, porque su trabajo no les apasiona. P.- ¿Qué opinión tiene del comercio en ciudades pe- queñas como Santander? R.- Mi experiencia es que el servicio es ligeramente mejor que en las grandes, porque el trato es más personalizado y el cliente más fiel. Quiere que le atienda un determinado vendedor y éste le conoce, a diferencia de Madrid o Barce- l o n a . P.- ¿Qué tendría que apren- der el pequeño comercio de las grandes cadenas? R.- Sobre todo flexibilidad, porque muchas tiendas no se han adaptado a los cambios del mercado y se las está co- miendo. Los pequeños fran- quiciados pueden hacer una guerra de guerrillas, ser el vietnamita contra los america- nos (por ejemplo, un ‘Benet- ton’ en Reinosa o en Castro) porque la gente les conoce y pueden prestar las prendas al cliente para que se las pruebe en casa o enseñarles la colec- ción antes que al resto. Sin embargo, en otras cosas tie- nen que profesionalizarse: de- volver el dinero porque ya na- die acepta vales o utilizar el ordenador para gestionar la tienda y no como si fuera una caja registradora. Tener una tienda ya no es montarle un negocio a un hijo para que no se aburra en casa PA T R I C I A SA N VI C E N T E 88 ▪ F A L T A D E C O M P R O M I S O Una vez le pidieron que analizara por qué en la tienda Springfield de Bar- celona las diferen- cias de inventario (pérdidas o robos) triplicaban las del resto de estableci- mientos de la cade- na, algo que sus responsables acha- caban al mayor ín- dice de robos de la Ciudad Condal. Tras estudiar la si- tuación descubrió que ningún emplea- do llevaba más de dos años trabajando, de modo que su compromiso era nulo: “Pasa- ban de todo y si robaban les daba igual, incluso se cogían el finiquito en prendas porque sabían que en seis meses estaban fuera”, cuenta. Au- mentando el compromiso dis- minuyeron la rotación y en un año recuperaron cerca de 750.000 euros en mermas de inventario. ▪ A G A C H A R S E A N T E E L C U E N T A P E R S O N A S : Muchas tiendas utilizan con- tadores en las alarmas para conocer su nivel de conver- sión, es decir, cuántos clien- tes compran de todos los que entran. El problema es que algunos vendedores, incluso sus clientes y amigos, se agachan en el momento de atravesar la entrada para no ser contabilizados y no que- darse sin comisión en caso de no alcanzar el porcentaje de ventas convenido. Cada año, entre 10 y 15 personas del Grupo Cortefiel se van a la calle porque una auditoría descubre que han tapado el cuentapersonas con celo o han colocado una planta de- lante para que no funcione. La recomendación de este experto es no centrarse tanto en los indicadores, porque el personal acaba haciendo t r a m p a s . ▪ S E R POLIVALENTE: A los vendedores suele gus- tarles cobrar al cliente porque ser cajero supone un estatus superior. Sin embargo, este experto en recursos humanos se ha encontrado con tiendas en las que los propios em- p l e a d o s impiden a sus com- pañeros conocer el funciona- miento de la caja. “De 12 em- pleados sólo sabían cobrar tres y cuando pregunté el mo- tivo lo achacaron a que los excluidos no estaban prepa- rados”. Mala excusa cuando el 60% de los dependientes tienen carrera universitaria. Cuando sus responsables no les creen capaces de cobrar o no confían en ellos, se des- m o t i v a n . ▪ C O N T A R C O N E L P E R- S O N A L : Lo que para el autor no pue- de fallar en una tienda es sa- ludar, ofrecer y surtir. Pero, el ofrecimiento varía cada vez que hay cambios signifi- cativos y eso hay que expli- cárselo al vendedor, no bas- ta con mandarle un argu- mentario. Él comprobó que cuando la ropa cambiaba de lugar ganaban un 20% me- nos porque el vendedor de- jaba de atender al cliente y la tienda tampoco vendía por sí sola, porque las prendas permanecían más tiempo desordenadas. Su consejo es contar con el personal pa- ra planificar los cambios. EXPERIENCIAS REALES DE TIENDAS EN APUROS Este experto en recursos humanos narra en el libro algunas de los problemas que tuvo que resolver en las tiendas para las que trabajaba.