Immanuel Kant El giro copernicano Crítica de la razón pura 1. Explique brevemente el significado de las siguientes expresiones: “conocimiento a priori”, “metafísica”, “experiencia” y “conceptos a priori”. (2 puntos) El “conocimiento a priori ” resultaba un tema enormemente controvertido en la filosofía, y caballo de batalla entre el pensamiento racionalista y el empirista. En general, hace referencia a un conocimiento que no precisa de contenidos empíricos, o de los datos procedentes de la sensibilidad; un conocimiento previo a la experiencia o que se establece al margen de ella. Kant, como veremos más adelante, admitirá su existencia, pero de una manera muy especial, en cuanto que “trascendental”. Lo detallaremos en las dos siguientes preguntas. “Metafísica” es el viejo nombre que había dado Andrónico de Rodas, editor de la obras aristotélicas, a sus libros de “filosofía primera”; o lo que es lo mismo, los libros en los que estudiaba la naturaleza de la realidad trans-física, trans- empírica, o situada más allá de la experiencia sensible. Este término y esta disciplina se consolidaron históricamente; y en tiempos de Kant la polémica estaba servida entre quienes defendían la metafísica racionalista y los empiristas, que negaban su posibilidad. La “experiencia” es, estrictamente “lo exterior al sujeto” (aunque Locke pudiera hablar de “experiencia interna”). Está constituida por los datos sensibles, por los datos empíricos que captan nuestros sentidos y posteriormente elaborará nuestro entendimiento (“intuiciones sensibles”, las llama Kant). En principio, parece que, al menos, el contenido, la materia del conocimiento ha de provenir de la experiencia (aunque los racionalistas no estarán del todo de acuerdo con ello). Los “conceptos” serían los contenidos del entendimiento en los que se expresaría el conocimiento, ideas generales, o términos universales (“nombres comunes”). Un concepto a priori sería un concepto obtenido, elaborado o construido al margen de la experiencia. Un ejemplo de concepto a priori sería la idea de yo o de substancia en el pensamiento cartesiano (en realidad, Kant distingue entre conceptos empíricos y a priori; lo desarrollaremos en su momento). Más adelante veremos que Kant no negará su posibilidad, aunque afirmará que dichos conceptos a priori carecerán de contenido, y sólo determinarán la forma de relacionar los conceptos empíricos, por lo que serán igualmente, “trascendentales”. Desarrollaremos esta cuestión en la pregunta 2, y, más detalladamente, en la 3. 2. Desarrolla el contenido del texto siguiendo su estructura conceptual o argumentativa. (3 puntos) [Primer párrafo, planteamiento general de la cuestión: crítica de la visión epistemológica clásica y propuesta de una nueva: son los objetos del conocimiento los que se adaptan a las condiciones del sujeto, y no al revés] Nos encontramos ante un clásico texto kantiano de la que probablemente sea la más importante de sus obras, la Crítica de la razón pura. Publicada en 1781, supuso un punto de inflexión en su filosofía. Brevemente: Kant, hasta entonces, se había manifestado, en términos generales, de acuerdo con los puntos de vista del racionalismo, y creía por tanto, en la posibilidad de obtener conocimientos metafísicos apriorísticos; más adelante, la lectura de Hume le despertó de su “sueño dogmático”. Con ello dio comienzo a lo que se llama su “etapa crítica”, en la que desarrolla las líneas fundamentales de su filosofía. Y aquí tenemos una de ellas, el eje sobre el que pivotará su pensamiento: hasta ahora, la filosofía (la epistemología, pero también la metafísica) había considerado que, en el conocer, el sujeto se adaptaba pasivamente a las condiciones determinadas por el objeto. Sin embargo, la experiencia histórica demostraba que ese planteamiento hacía imposible conocer algo que ampliara nuestro conocimiento (obtener juicios sintéticos, “extensivos”; lo explicaremos en la pregunta 3) y a la vez fuera a priori (y por lo tanto estrictamente universal y necesario; verdadero conocimiento indudable –también se explicará en la pregunta 3). Así que tanto la lógica como el sentido común indican que hay que dar la vuelta al planteamiento, e intentar demostrar que es el sujeto el que determinará las condiciones bajo las que el conocimiento es posible (especialmente el conocimiento sintético y a priori). Con ello, podremos, piensa Kant, dar una solución definitiva al viejo problema de la metafísica. Este punto de vista epistemológico kantiano se conoce con el nombre de “idealismo trascendental”; también se desarrollará, en su momento, en la pregunta 3. [Segundo párrafo, primera subdivisión: comparación de su punto de vista con el de Copérnico] Con una enorme confianza por su parte, Kant afirma a continuación que el idealismo trascendental, en filosofía, ha de colocarse al mismo nivel que el heliocentrismo en astronomía. El “giro copernicano” permitió, con suma facilidad, comprender unos movimientos astronómicos que hasta entonces se escapaban a toda norma. Lo único que hacía falta era tirar por tierra un prejuicio dogmático, en buena medida inconsciente. En el caso de Copérnico, el prejuicio heliocentrista: la Tierra está quieta, y es el punto central perceptivo, desde donde se toman en consideración todos los movimientos. En el caso de Kant, el prejuicio “objetivista”: el objeto, estática y pasivamente, determina por sí mismo las condiciones de su conocimiento. [Segundo párrafo, segunda subdivisión: aplicación de su idea a las intuiciones sensibles, o a la sensibilidad en general] Y a continuación, nos pasa a explicar lo que supone su punto de vista aplicándolo directamente a los mecanismos cognoscitivos de la razón humana. Se desarrollarán con más detalle en la pregunta 3, pero de mano, ya podemos especificar que son, por una parte, la sensibilidad (la obtención de datos de experiencia a partir de la intuición sensible) y el entendimiento (quien agrupa esos datos en conceptos y formula, con ellos, juicios o proposiciones). En primer lugar, nos habla de la sensibilidad: si nuestras intuiciones sensibles son capaces de determinar al objeto que