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CORRECCIONES PAU RENÉ DESCARTES

CORRECCIONES PAU RENÉ DESCARTES

Correcciones de algunos exámenes PAU correspondientes al filósofo PLATÓN en el distrito universitario de Asturias

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Juan Ramón Tuñil

March 06, 2012
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  1. Corrección de la PAU de Filosofía de Septiembre de 1999

    René Descartes El “cogito, ergo sum” y el criterio de claridad y distinción Discurso del método [Se trata de un examen extraordinariamente difícil, pero nos permite repasar y comprender perfectamente el pensamiento cartesiano, de tal modo, que al final no parece tan incomprensible como se podría pensar a primera vista.] 1. ¿Qué tesis centrales establece Descartes en este texto? ¿De qué naturaleza son?. (2 puntos) En este texto procedente de una de sus obras fundamentales, el Discurso del método (la otra es las Meditaciones Metafísicas), Descartes realiza dos afirmaciones diferenciadas, en cada uno de los dos párrafos de los que consta el texto. En el primer párrafo realiza una afirmación de naturaleza ontológica. Nos dice que el ser humano, el “yo” es una sustancia cuyo atributo es el pensamiento. Así pues, existe una identidad individual en cada persona, puesto que ésta es “res cogitans”. Dicho con otras palabras: los actos de pensamiento se circunscriben a una entidad con permanencia, consistencia e identidad en el tiempo: el sujeto, la “substancia pensante”. [Cuando se conoza el pensamiento de Hume, aquí se podrá comentar su crítica a la noción de substancia aplicada al individuo]. Substancia y atributos son conceptos clásicos en el pensamiento aristotélico y en la escolástica; más adelante veremos cómo estos conceptos serán reinterpretados en el marco del pensamiento racionalista. Si en el primer párrafo realizaba una afirmación ontológica, acerca del carácter del “ser” o de la realidad (de una parte del ser, puestos a precisar: el sujeto), en el segundo párrafo realiza una afirmación sobre el “conocer” humano. Por lo tanto, se trata de una afirmación epistemológica. Dicha afirmación es la siguiente: todo aquello que se “conciba” de forma clara y distinta, habrá de ser verdadero. Se trata, pues, de un criterio de verdad epistemológico para las intuiciones humanas: siempre que éstas sean claras y distintas, nos proporcionaran certeza. 2. ¿Qué significan en este texto y/o en la filosofía racionalista en general los términos que aparecen en cursiva “verdad”, “sustancia”, “esencia”, “certeza”, “pensar” y “ser”. (3 puntos) El concepto de verdad que Descartes maneja en este texto es plenamente moderno. En efecto (aunque se aprecia mejor en el segundo párrafo), verdadera es aquella proposición que se ajusta a las cosas (que describe las cosas tal como son, diríamos nosotros). Como para la filosofía moderna el conocimiento es conocimiento de ideas, la verdad es una propiedad de dichas ideas, si dichas ideas se refieren realmente a las cosas que designan. Sustancia, como ya comentamos, es un concepto clásico de la filosofía. Las sustancias son los entes, las cosas. Desde el momento en que los “sustancializamos” queremos dar a entender que tienen estabilidad, permanencia, consistencia; es decir, que existe una realidad al margen de mi percepción de ella (de la “idea” que yo conozco de ella). Consideramos que tras las ideas que percibimos o pensamos de las cosas, hay una realidad estable y permanente. Frente a Aristóteles, que creía que la sustancia podía tener varios atributos, para Descartes, la sustancia (las sustancias; más adelante veremos que para nuestro autor son tres diferentes) sólo posee un atributo. El atributo de la sustancia es aquella característica sin la que no es posible imaginársela; es la que lo hace ser lo que es, por lo tanto es su esencia. Pongamos un ejemplo: puedo imaginarme cosas de diferentes colores o translúcidas, sutiles o densas, grandes o pequeñas, pesadas o ligeras…; pero no puedo imaginarme una cosa que no posea extensión en el espacio. Por eso, el mundo exterior es “res extensa”. El atributo de la extensión es la esencia de las cosas u objetos externos a la “res cogitans”. Para los racionalistas la certeza va incluso más allá de la propia verdad. La certeza es el criterio por el que una verdad es considerada indudable y necesaria (y no meramente contingente), y por lo tanto puede ser el fundamento deductivo de otros saberes y otras verdades. La certeza, para Descartes, está en la claridad y en la distinción de nuestras intuiciones. El pensar es la actividad característica del sujeto, del yo. Desde el punto de vista ontológico el pensar es su principal atributo y lo que constituye su esencia. Desde el punto de vista epistemológico, conviene destacar que esto es así porque el contenido de la conciencia del sujeto son las ideas; el sujeto no percibe directamente las cosas, ni tiene relación con ellas, sino con ideas acerca de las cosas. Por eso su contenido son ideas, y su actividad, el pensar dichas ideas. “Ser”, en el contexto en el que aparece en el texto, se refiere a la simple existencia; a las condiciones de posibilidad de la existencia. Para Descartes habrá diferentes modos de “ser”; diferentes formas de ser substancia, en función de sus diferentes atributos. En el texto se aprecia, que el yo, para “ser”, para existir, sólo requiere de su pensamiento. Análogamente, los objetos, para “ser”, sólo requerirán de la extensión. 3. ¿Por qué aceptó Descartes la proposición “yo pienso, luego soy” como el primer principio de su filosofía y qué consecuencias derivaron de ahí? Compara la inmanencia del conocimiento humano y el solipsismo del yo de su filosofía con otras doctrinas filosóficas que conozcas y hayan tratado el mismo tema. (3 puntos) Descartes derivó dicho principio de las consecuencias de su duda metódica. Dicha duda era un procedimiento teórico para dudar de todo aquello de lo que fuera lógicamente posible hacerlo, por improbable que fuera. El resultado de dicha duda podría, al final de proceso metódico, mostrar alguna verdad que poseyera una certeza absolutamente indudable y que nos permitiera deducir de ella nuevos conocimientos, sobre una base firme. Esto supondría reconstruir el conocimiento humano sobre bases indudables.
  2. Corrección de la PAU de Filosofía de Septiembre de 1999

    René Descartes El “cogito, ergo sum” y el criterio de claridad y distinción Discurso del método Pues bien, después de dudar de los sentidos, de la realidad que aparentan mostrar e incluso del funcionamiento adecuado de nuestro entendimiento (mediante la famosa hipótesis del “genio maligno”), Descartes se dio cuenta, como nos cuenta en el texto, que es imposible dudar de la propia existencia. Si me equivoco, si desconozco, si mal interpreto, si soy engañado…estoy realizando una actividad mental, mi conciencia, mi yo, está funcionando. Por lo tanto existo. Existo porque tiene que haber un yo que cuando piense, se equivoque, se engañe o se extravíe. Así pues, se demuestra la existencia de la “res cogitans” A continuación, Descartes, para poder salir de la cárcel del yo y deducir la existencia del mundo exterior, demuestra la existencia de Dios (pero partiendo de verdades innatas a la propia conciencia). Su razonamiento, de forma simplificada, es el siguiente: si dudo, es porque soy imperfecto y finito; yo me concibo a mí mismo de forma clara y distinta como dudando, y por lo tanto, como un ser con esas características: imperfección y finitud. Ahora bien, estos conceptos sólo pueden darse por referencia a los de perfección e infinitud, porque si no carecerían de sentido. Así que esas ideas tienen que haber sido puestas en mi conciencia pensante por un ser con esas características. Ahora bien, el ser perfecto e infinito es Dios. De este modo, se demuestra la existencia de la “res infinita”. Ahora bien, si Dios es perfecto, ha de ser bondadoso y no engañador; no habrá de permitir que yo me engañe cuando aplico los criterios de claridad y distinción a mis ideas (“facticias”: las que parecen provenir del exterior de mi conciencia; no confundir con las innata de las que hablamos anteriormente) y considero que se refieren a objetos que existen realmente fuera de mi conciencia. De este modo queda demostrada la existencia del mundo objetivo, o de la “res extensa”. [“Inmanencia” es un concepto que ya conocemos; vamos a aplicarlo ahora a la conciencia humana: nuestra conciencia es inmanente porque todo lo que conoce es a ella misma, es inmanente a ella, y no la trasciende. Con otras palabras: las ideas no son cosas, son conciencia, por lo tanto no nos dan certeza de los objetos que trascienden la propia conciencia. “Solipsismo” significa estar encerrado en el interior de la propia conciencia y considerar que es lo único que existe. La inmanencia de la conciencia podría llevarnos al solipsismo, a considerar que todo lo que existe es mi propia conciencia. Hubo un pensador que no conocéis directamente, y que estudiaremos más adelante y que es el padre de este punto de vista, que por eso le lleva al idealismo: “toda realidad –materia incluida- existe en cuanto que pensada por mi conciencia individual; es mi conciencia en cuanto que percibe, la que confiere realidad a las cosas.Existir es ser percibido. El defensor de este punto de vista es Berkeley, que veremos con cierto detalle cuando hablemos de Hume en el tema siguiente. Basta con esto, para terminar la pregunta] De lo anteriormente dicho se desprende que Descartes no se encerró en las ideas inmanentes a la conciencia del sujeto, ni sacó conclusiones solipsistas, como haría más adelante George Berkeley. Precisamente la demostración de la existencia de Dios tiene como objeto salir de la que llamamos “cárcel del yo” para demostrar la existencia de un mundo objetivo y común a todos los sujetos. 4. El texto establece una tesis ontológica sobre la naturaleza del alma y otra de índole epistemológica. Haz un esquema de los rasgos distintivos de ambas y de las conexiones que las vinculan. (2 puntos) [No estoy seguro de que esto sea lo que la pregunta requiere; no obstante, el hecho de que se nos pida un esquema nos da mucha libertad, porque basta con que los conceptos y las ideas estén bien organizados y estructurados.] porque permite deducir y por tanto un criterio de certeza como estas dos Afirmaciones ontológicas “pienso, luego existo - el “yo” es una sustancia - y el pensamiento es su atributo toda intuición clara y distinta es verdadera lo concibo de forma clara y distinta Afirmaciones epistemológicas
  3. Corrección de la PAU de Filosofía de Junio de 2001

    Sobre Descartes Consideraciones sobre la duda metódica Bertrand Russell, Los problemas de la filosofía 1. Explica el significado de las expresiones “clara y distintamente” y “certeza inmediata”. (2 puntos) “Clara y distintamente ” son dos conceptos que tienen un significado muy especial en la filosofía de Descartes. Se refiere a los criterios por los cuáles podemos estar seguros de que no nos engañamos y que aquello que se presenta a nuestra conciencia es verdadero. El ejemplo que menciona el texto el “cogito, ergo sum”, y que explicaremos con más detalle en las preguntas 2 y 3, es el prototipo de idea “clara y distinta”. Según Descartes la existencia del propio yo es, para nosotros absolutamente evidente, en cuanto que pensamos; y es una evidencia distinta de cualquier otra, porque, por ejemplo, no confundimos (y por lo tanto, distinguimos) nuestra conciencia con sus contenidos, tales como las ideas en las que piensa. Con estos dos criterios, la verdad se nos presenta como una “certeza inmediata ”. Certeza, porque no cabe dudar de lo que se presenta a nuestra mente como “claro y distinto”. De hecho, para Descartes es un criterio absolutamente general de verdad. E inmediata, porque dicha certeza se presenta, sin mediaciones, de forma directa en nuestra conciencia; como un “¡eureka!” iluminado por la luz de nuestra razón. El hecho de que sea una intuición (y no una percepción) es un ejemplo de pensamiento racionalista, para el que la verdad es una evidencia racional que no precisa reflexión ni aclaración. 2. Explica el contenido del texto recogiendo los argumentos por los que Descartes llega a la conclusión de la existencia del Yo (como ser pensante) y la crítica de Russell a la extracción de esta conclusión a partir de dichos argumentos. (3 puntos) [Introducción y planteamiento general del texto] Este no es un texto del propio Descartes, donde explique con sus propias palabras el proceso de la duda, como podrían ser el Discurso del Método o las Meditaciones Metafísicas. Por el contrario, se trata de un resumen del resultado de su famosa duda metódica: el alcance de una verdad fundamental (el ya mencionado “cogito, ergo sum”) y de los criterios con los que puede justificarse toda verdad (los ya explicados de “claridad y distinción”. Pero el autor del texto, Russell, un pensador característicamente empirista, tiene algo que decirnos acerca de la verdad y la certeza de las conclusiones de Descartes (matizándolas y debilitándolas, claro está). Estas serán las cuestiones que pasaremos a explicar a continuación. [Primer párrafo: duda metódica, claridad y distinción] En el primer párrafo se nos hace mención a la referida “duda metódica”. Descartes quería reconstruir el conocimiento humano desde bases absolutamente seguras, dada la situación de crisis filosófica en la que se encontraba su tiempo histórico, en el que la filosofía moderna no acababa de nacer, ni la escolástica medieval se resignaba a morir. El procedimiento consistiría en dudar de todo aquello que fuera lógicamente posible hacerlo, por poco probable que fuera (como la existencia hipotética de un “genio maligno” engañador que pudiera alterar nuestras percepciones y nuestro entendimiento), hasta encontrar una certeza absoluta que se pudiera intuir de forma clara y distinta (estos conceptos ya han sido explicados en la pregunta 1; los pasos concretos y detallados de la duda metódica se explicarán en la pregunta 3). Esto vendría a ser lo que se nos cuenta en el primer párrafo. [Segundo párrafo: el “cogito” como punto de llegada; la subjetividad como punto de partida filosófico] En el siguiente párrafo, aparece el punto de llegada, el fin de dicha duda, la primera certeza. Esa es, que si pienso, tengo necesariamente que existir, puesto que es posible que me engañe, que me equivoque, que yerre; pero todo eso es imposible que suceda sin que yo, sin que mi conciencia, esté pensando. Sobre eso, no cabe duda ninguna. Se trata de la primera certeza, y todo lo que se presente a mi conciencia con la misma claridad y distinción habrá de ser igualmente verdadero. Russell añade el comentario de que sigue siendo cierto que la filosofía tiene que partir de los contenidos subjetivos de la conciencia, como Descartes afirmaba. De hecho, es el giro hacia el sujeto de la filosofía moderna: la realidad no se conoce en sí misma, sino a través de la conciencia que la perciba o representa. [Tercer párrafo: crítica de la deducción que realiza Descartes de la “substancia pensante”] A continuación Russell nos expone críticamente la conclusión cartesiana. Según el empirista inglés, no es posible deducir de un acto de pensamiento (una duda, una equivocación, un engaño, una representación: un pensamiento, un “cogito”), la existencia de un sujeto que sea el soporte, el substrato consciente de todas las representaciones mentales, y que permanezca idéntico a sí mismo a través del tiempo. Descartes convierte al sujeto en una substancia, en una “res”; lo convierte en una cosa, lo “cosifica”. Russell nos lo ilustra, además, con un ejemplo: la percepción del color marrón se puede interpretar como “yo –substancia- estoy viendo el marrón”, pero también como “un color marrón está siendo visto”. En el segundo caso no se está suponiendo la sustancialidad y la identidad del yo. [Comentario sobre la postura empirista y nominalista de Russell, inspirada en Hume] Es evidente que la crítica de Russell está basada en la crítica que realizó Hume sobre este mismo asunto. Ambos son empiristas y, casi obligadamente, nominalistas: cada estado de conciencia, cada representación mental, es única, singular y diferente. Este es precisamente el fundamento ontológico de su crítica. 3. Amplia la referencia que se hace en el texto al método de la duda sistemática exponiendo las características del método de la duda, la valoración que Descartes hace del conocimiento sensible y el proceso que siguió para llegar a la certeza de la existencia del cogito. (3 puntos)
  4. Corrección de la PAU de Filosofía de Junio de 2001

    Sobre Descartes Consideraciones sobre la duda metódica Bertrand Russell, Los problemas de la filosofía Veamos cómo se debe enfocar esta pregunta. En primer lugar, es (1) preciso explicar con detalle, paso a paso, la duda metódica (como prometimos en la pregunta anterior), en segundo lugar,(2) explicar cómo se llega, a través de esta duda a la certeza del “cogito” (cosa que en la pregunta viene al final); en tercer lugar (3) explicar las características de su método: racionalidad, metodología matemática y axiomático deductiva, confianza en la razón, etc. Por último, aunque podría haberse hecho antes, (4) explicar la poca importancia que le da a la experiencia y por qué: los sentidos no son precisos, la confianza en la razón supone creer que las ideas innatas a la mente pueden servir para construir el edificio del conocimiento humano prescindiendo de los sentidos, etc.) 4. Haz un esquema, mapa conceptual o cuadro sinóptico en el que quede reflejada la estructura conceptual y argumentativa del texto. (2 puntos) funda solo considera lo percibido y no fiarse engañables por por ejemplo criticada por basada en al “cosificar” sentidos duda sistemática verdadero Descartes “genio maligno” el “cogito, ergo sum” mi existencia como sujeto clara y distintamente Russell estados singulares de conciencia
  5. Corrección de la PAU de Filosofía de septiembre de 2002

    René Descartes La separabilidad de mente (alma) y cuerpo Meditaciones Metafísicas 1. Explique brevemente el significado de los términos substancia e idea en la teoría cartesiana y/o en la doctrina de algún otro filósofo occidental del período moderno. (2 puntos) [Vosotros, de momento, sólo estáis en condiciones de realizar la primera parte de la pregunta. El otro filósofo moderno al que hace referencia –no explícita- es Hume, desde una perspectiva empirista.] “Substancia” es un concepto clásico de la filosofía. Resulta fundamental en el pensamiento aristotélico, y a través de su pensamiento, acaba resultando imprescindible para el pensamiento escolástico. Nuestro autor, Descartes, se formó en ese pensamiento, así que utiliza muchos de sus conceptos, y entre ellos, el de substancia. Substancia es, por tanto, un ente o una cosa con permanencia, continuidad, estabilidad. Esta permanencia le permite ser sujeto de determinadas propiedades, características o atributos. Descartes convierte en “substancia pensante” los actos de pensamiento de una conciencia, y determina así la existencia del “yo” o la identidad personal. [Contraposición: opinión de Hume sobre la sustancia.] Este punto de vista será criticado por el pensamiento empirista de Hume. El hecho de que aparezcan percepciones o estados de conciencia en una mente, no nos permite inferir la existencia de un sujeto con identidad, permanencia, constancia y substancialidad. Con un ejemplo sencillo se apreciará esto mejor: Descartes diría “veo un color verde; luego hay un yo”; Hume, por el contrario, diría “un color verde está siendo visto ahora”, Más adelante, “otro color estará siendo visto”; no hay certeza de que podamos vincular los dos actos mentales. “Sustancia” es un término filosófico sin significado ni existencia real. Las ideas son para Descartes los contenidos del “yo”. La esencia del “yo” es el pensar, y el objeto de su pensamiento, su contenido, son las ideas. Y aclaremos este punto de vista, característico del pensamiento moderno: son las ideasy no las cosas; la conciencia no conoce directamente la realidad exterior a ella, sino sus propios contenidos de conciencia, que supone se refieren, en ocasiones, a dicha realidad exterior. ¿Por qué decimos “en ocasiones”? Porque Descartes considera que hay otro tipo de ideas, que no hacen referencia al mundo exterior, sino que la conciencia las encuentra dentro de sí misma; son innatas y desde ellas se puede fundamentar el conocimiento humano. [Contraposición: opinión de Hume sobre las ideas.] Esta sería la principal diferencia con Hume; éste estaría de acuerdo en que el contenido de la mente son las ideas, pero defiende un estricto “principio de copia”: todas las ideas, sin excepción, son copia de alguna o algunas impresiones sensibles. No hay lugar en el conocimiento para las ideas innatas. 2. Comente el contenido del texto indicando cuáles son las razones que alega Descartes para afirmar la posibilidad de que exista el sujeto pensante con independencia del cuerpo. (3 puntos) [Primer párrafo: se afirma que no se debe dudar de todo] Este fragmento de las Meditaciones Metafísicas se sitúa tras haber llegado al final de la famosa duda metódica (que explicaremos en la pregunta 3). En efecto, en el primer párrafo se nos dice que no cabe afirmar alegremente cualquier cosa que sea percibida por los sentidos, pero que sin embargo, ya no es razonable dudar de todo. ¿Por qué? Nuestro autor nos lo explicará en el segundo párrafo. [Segundo párrafo: no se debe dudar de lo que se presente de forma clara y distinta] Efectivamente, ya no cabe dudar de todo, puesto que tenemos un criterio para conseguir conocimiento verdadero: el hecho de que nuestras intuiciones sean claras y distintas. Este criterio está garantizado por la existencia de un Dios perfecto (esto también será explicado en la pregunta 3) que no permitirá que yo me engañe al intuir cualquier conocimiento que cumpla estos dos requisitos. No obstante, falta por explicar en qué consisten exactamente estos dos requisitos, que será lo que hará en el último párrafo. Y lo explicará con un ejemplo, con mi intuición de que mi yo pensante existe con independencia y es diferente de mi cuerpo, precisamente la cuestión que se nos pide en la segunda parte de la pregunta. [Tercer párrafo: la existencia de mi conciencia separada de mi cuerpo como ejemplo de intuición clara y distinta, y por lo tanto, verdadera] Comienza Descartes diciendo que yo sé con certeza que existo, en cuanto que dudo (la ya mencionada duda metódica); “cogito ergo sum”. Y en ese momento saco la conclusión que mi esencia interna consiste en ese pensar, por lo tanto soy una cosa, un sujeto, que piensa. Pero percibo de forma clara y distinta que mi pensamiento no tiene extensión, no ocupa lugar. Así que soy una sustancia muy peculiar; una sustancia que consiste sólo en pensamiento (como ya se explicó en la pregunta 1). Pero es que puedo intuir mi pensamiento con claridad; y puedo intuir mi pensamiento como distinto de mi cuerpo. Vayamos al cuerpo: lo intuyo con claridad (y Dios no puede permitir que me engañe); y soy perfectamente consciente de que es algo distinto del cuerpo. ¿Por qué es distinto? Porque posee extensión, ocupa un lugar. Y que el cuerpo ocupa un lugar es algo que se muestra tan claro a la conciencia como que el pensamiento no lo ocupa. Ese es el motivo de que alma y cuerpo sean separables; porque los puedo conocer por separado con absoluta seguridad y certeza. [Breve comentario acerca del dualismo; enriquece siempre esta pregunta, que tiende a la paráfrasis, o a utilizar información de la pregunta 1 y de la 3] Así pues, el criterio de la claridad y la distinción le servirá a Descartes para fundamentar una concepción antropológica absolutamente dualista; de un dualismo tan radical que le hará prácticamente imposible defender la libertad humana o explicar la interacción entre ambas sustancias en el compuesto que es el ser humano.
  6. Corrección de la PAU de Filosofía de septiembre de 2002

    René Descartes La separabilidad de mente (alma) y cuerpo Meditaciones Metafísicas 3. Relacione el contenido del texto con la doctrina cartesiana señalando la valoración que hace Descartes del conocimiento obtenido a través de los sentidos y el papel que juegan la duda, y la claridad y distinción, en el método que emplea el autor para llegar a la certeza de la existencia del sujeto pensante, de Dios y del mundo externo. (3 puntos) Esta pregunta no ofrece ya mayores problemas. Lo único que hay que hacer es (1) explicar la duda metódica paso a paso. A continuación, (2) explicar la deducción de la “res cogitans”; (3) la deducción de la” res infinita” o Dios; (4) la validación del criterio de la claridad y la distinción; y por último, (5) la deducción del mundo exterior, o “res extensa”. La valoración del papel de la experiencia se puede hacer en (3), donde se demuestra a Dios partiendo de las verdades innatas, sin necesidad de acudir a la experiencia, o en (1), cuando explica los motivos para dudar de los sentidos. O también al final, del todo, en sexto lugar, comentando que la metafísica racionalista se deduce por completo desde el interior de la conciencia; y que la experiencia y los sentidos no son necesarios, sino fuente de errores… Hay, pues, varias posibilidades y ninguna es especialmente complicada. 4. Utilice un esquema, mapa conceptual u otra fórmula alternativa para poner de manifiesto la estructura conceptual y argumentativa del texto. (2 puntos) ni dudar de no hay que admitir pues garantizado por es como concebimos p. ej. que que es es y están Descartes afirma todo conocimiento siensible todo conocimiento lo concebido de modo claro y distinto un Dios perfecto verdadero mi cuerpo mi esencia extenso pensante clara y distintamente separados
  7. Corrección de la PAU de Filosofía de Junio de 2006

    Karl Popper El falibilismo y la duda socrática frente a la duda metódica cartesiana Conjeturas y refutaciones Este examen parece difícil porque se menciona a muchos nombres que apenas conocemos; precisamente por eso conviene hacerlo. Además, las preguntas son relativamente sencilla, y se pueden desarrollar con cierta facilidad, dado el contexto y/o dado cierto conocimiento general de los conceptos filosóficos. 1. Explique brevemente el significado de las expresiones “verdad objetiva”, “duda cartesiana” “ideas claras y distintas” y “mayéutico”. (2 puntos) “Verdad objetiva ” es el concepto habitual de verdad. La verdad es, en principio, una propiedad del lenguaje, así que el lenguaje alcanza la verdad objetiva cuando es capaz de referir el objeto, el suceso o la cosa a la que designa con exactitud. Con otras palabras, cuando es capaz de decir “de lo que es, que es”, estableciendo una referencia objetiva entre lenguaje y realidad. Frente a ella, una “verdad subjetiva” (y relativa: no una auténtica verdad) sería lo que cualquier sujeto considerara verdadero porque así se lo pareciera a él, sin referirlo a ningún elemento o criterio objetivo. La “duda cartesiana ” es un ejemplo de búsqueda de esa verdad objetiva. En las dos siguientes preguntas se explicará con más detalle, pero de momento aclaremos que Descartes pretendió dudar de forma metódica y sistemática de todo enunciado que pudiera albergar la más mínima posibilidad de no ser verdadero, hasta llegar a una afirmación absolutamente indudable, y que por tanto tuviera garantizado su carácter de verdad objetiva. Las “ideas claras y distintas ” son precisamente las que le proporcionan a Descartes el criterio de verdad. Aquello que se presenta a mi mente, de forma directa e intuitiva, e iluminado por la luz de la razón natural como algo claro (evidente) y distinto (diferenciado, aislado de otra posible intuición), ha de ser verdadero. Por ejemplo, que “si pienso, entonces existo”. También las considera innatas, pero esto se explicará más adelante. La “mayéutica” es el proceso por el que el filósofo griego Sócrates (y Platón más adelante) ayudaba a sus interlocutores a sacar a la luz sus conocimientos del interior de ellos mismos, mediante las adecuadas preguntas y planteando críticas a las posturas planteadas. Por cierto: el primer conocimiento que debía surgir del interior de uno era la constatación de la propia ignorancia (la “ironía”). En realidad, la “mayéutica” era el arte de la comadrona; pero en este caso lo que debe nacer no es un bebé, sino el conocimiento. Se puede aplicar, y así se hace en el texto, a toda técnica filosófica que pretenda fundamentar de modo crítico el saber. 2. Explique el contenido del texto, destacando el contraste que Popper traza entre los dos tipos de duda: la socrática y la cartesiana. (3 puntos) [Presentación del texto; presentación del autor y de su pensamiento] Nos encontramos ante un texto de uno de los filósofos más importantes del siglo XX, recientemente fallecido. Se trata de un fragmento de su más importante libro sobre cuestiones epistemológicas, Conjeturas y refutaciones (otro de ellos, La sociedad abierta y sus enemigos tiene un carácter político). En este libro la idea fundamental es de carácter “falsacionista”: el conocimiento humano es tentativo, progresa mediante el ensayo y la asunción crítica del error; el ejemplo más puro de esta racionalidad humana nos la da el método científico. Sin embargo, el hecho de que nuestro conocimiento sea falible y continuamente sometido a revisión no implica el escepticismo radical, pues hay una verdad objetiva como referencia hacia la que nuestro conocimiento tiende. Veremos a continuación como Popper inserta sus ideas en toda la tradición filosófica anterior. [Primer párrafo –plantea la pregunta; segundo párrafo –la responde] En el primer párrafo, Popper nos plantea la cuestión clave que tratará el texto, así como la que va a ser su respuesta. ¿Cómo podemos salir de esta aparente contradicción: “nuestro conocimiento es falible –al fin y al cabo somos humanos-, pero no por ello es caprichoso ni arbitrario”? La respuesta es muy sencilla: porque frente a nuestro conocimiento, como un límite que queremos alcanzar, se encuentra la idea de la verdad objetiva. Podemos equivocarnos, pero si revisamos, analizamos y hacemos autocrítica de nuestro pensamiento, nos iremos acercando cada vez más a ella. Revisar los fundamentos del propio conocimiento humano es, pues, una exigencia de la razón. [Tercer y cuarto párrafos –de éste solo hasta que empieza a explicar el tipo de duda cartesiana. En este párrafo se habla de varios autores que deben sonar –Erasmo, Lutero, Bacon, Sócrates- y otro que algo menos – Montaigne, otro escéptico del Renacimiento, del tipo de Erasmo-. No importa, se habla de los que se conoce; de los otros, por el contexto, deducimos sus opiniones: que hay dos corrientes de pensamiento, una escéptica, y otra que cree que se puede alcanzar la verdad . Además, la pregunta, en realidad, sólo nos pide comparar a Descartes y Sócrates.] A continuación, Popper nos cuenta que existen, por así decirlo, dos tradiciones filosóficas. Una de ellas, representada por personajes como el propio Sócrates entre los griegos, o Erasmo de Rotterdam y Michel de Montaigne en el Renacimiento, que son fundamentalmente críticos y escépticos y que consideran un deber de tipo antropológico establecer la más absoluta desconfianza ante las pretensiones de saber humano. La verdadera humanidad es falible, y por lo tanto eso debe servir para amparar la tolerancia (en Erasmo y Montaigne). Frente a ellos, Francis Bacon (a través de los métodos inductivos de la ciencia), Lutero (por la iluminación que procede de la gracia divina) o Descartes (a través de la certeza conseguida a partir de la duda metódica), adquieren una nueva confianza en la capacidad humana para alcanzar la verdad, una verdad que se manifieste ante ellos con total seguridad y confianza. Representan, por tanto un espíritu filosófico diferente [Segunda mitad del cuarto párrafo; quinto párrafo. A continuación compara los dos puntos de vista tomando como arquetipos de cada uno de ellos a Sócrates –escepticismo- y Descartes –confianza en la razón-.]
  8. Corrección de la PAU de Filosofía de Junio de 2006

    Karl Popper El falibilismo y la duda socrática frente a la duda metódica cartesiana Conjeturas y refutaciones Popper va a ejemplificar las dos corrientes filosóficas en las figuras de Sócrates y Descartes. Expliquémoslo brevemente: Sócrates (o al menos el de los primeros diálogos platónicos) se queda en la “ironía”, en el desmontaje crítico de las falsas pretensiones de verdad (de los sofistas). La “mayéutica”, el proceso de construir un conocimiento absoluto de ideas objetivas y generales desde la base, es más bien una tarea de Platón. En cambio, Descartes recorre ambos caminos mediante su duda metódica (que explicaremos con detalle en la siguiente pregunta): “ironía” para desmontar los criterios habituales de verdad (como los sentidos); y “mayéutica” una vez que se tocó fondo y se posee un criterio indudable de verdad (lo claro y lo distinto). Por eso el pensamiento cartesiano es diferente del socrático y muestra una enorme confianza en el poder de la razón (es racionalista, al fin y al cabo). [Último párrafo: vuelve a citar autores que defienden la postura socrática, de los que algunos nos son conocidos y otros no; de nuevo es muy fácil sacarlos por el contexto.] Por último, Popper realiza una valoración objetiva de esa conciencia de la limitación del conocimiento humano (que no escepticismo ni relativismo, ojo): esa conciencia implica la falibilidad del conocimiento; y esa falibilidad no justifica ninguna postura dogmática, sino que ampara la tolerancia, especialmente en política. Y esta idea se ve presente en pensadores casi medievales (Nicolás de Cusa), renacentistas (Erasmo y Montaigne), ilustrados (Locke y Voltaire), decimonónicos (Stuart Mill) o contemporáneos (Russell). [Si no los conocemos, decimos: “pensadores de toda índole y de todas las épocas, como por ejemplo…, y sólo citamos a los que nos suenen] 3. Enmarque el contenido del texto (3 puntos); para ello será suficiente optar por una de las tres fórmulas siguientes: - relacionarlo con la mayéutica socrática; - relacionarlo con la duda metódica cartesiana; o - utilizar la fórmula mixta de comparar y contrastar ambos tipos de duda. Sencilla pregunta de teoría. La mejor opción evidentemente, es la segunda. Contamos (1) todo el rollo teórico de la duda metódica, paso a paso, y (2), si acaso, hablamos de la confianza en la razón y el espíritu racionalista. 4. Mediante un esquema, mapa conceptual, cuadro sinóptico u otra fórmula alternativa ponga de manifiesto la estructura conceptual y argumentativa del texto. (2 puntos) Este mapa conceptual es muy sencillo de hacer; por eso es mucho menos “gramatical” que otro, y las conexiones se dan por supuestas de modo intuitivo con mucha facilidad. es y no porque busca sea sea ejemplo ejemplo y también y también fundamento conocimiento humano ironía socrática falible arbitrario verdad objetiva tolerancia Bacon Lutero Nicolás de Cusa, Erasmo, Montaigne, Locke Voltaire, Stuart Mill, Russell duda cartesiana confiada y manifiestamente es limitada y modestamente