COLABORACIONES ta por las personas, confianza y sinceridad. Cada vez más estamos viendo ofertas de trabajo en prensa que demandan profesio- nales con ganas de aprender, coherentes, comprometidos, autónomos. Algunas ofertas van más allá y se limitan a anunciar la empresa y sus valores para que sea el candidato el que haga la elección. Selec- ción por valores. Pero, ¿qué son los valores? El valor es el resultado de un proceso preferencial, de elección o como dice González-Anleo “los valores nacen del conflicto y del compromiso". Para Rokeach, los valores consisten en “metas que orientan nuestras voluntades y motivaciones”. Muy cerca- no a este concepto se encuentra el de competencias profesionales, entendidas como actitudes que sumadas a nuestras capacidades y habilidades tienen como resultado un desempeño excelente del trabajo. La gestión por competencias na- ce en el mundo empresarial a partir de los años 60 y algunos estudios señalan que hoy la utilizan al menos dos terceras par- tes de las empresas, ya sea implantada o en proceso. Es una herramienta potente y comúnmente aceptada como positiva e incluso diferenciadora, competitiva. Pero es cierto también que avanzando hacia los valores estamos dando un paso más, un nivel más alto en la implicación y mo- tivación de las personas. Profundizando en el tema de compe- tencias y valores, para Rokeach, los valo- res son creencias de las personas sobre có- mo se deben o no se deben comportar, y por tanto, son ideales o abstractos, inde- pendientes de cualquier situación concre- ta de actitud. En otras palabras, para este autor el valor es algo más básico que la actitud, en la mayoría de los casos aquello que la sustenta, lo que sirve de apoyo. Da- do este carácter al valor, para autores co- mo Hollander son los valores los que han de ser considerados como el núcleo mis- mo de un sistema de actitudes. Por ello manifiesta que “cabe afirmar que los va- lores constituyen el componente nuclear de una constelación actitudinal que orien- ta la conducta, a largo plazo, hacia ciertas metas con preferencia a otras. Puede de- cirse, pues, que desde un punto de vista motivacional los valores son más centra- les”. Muchas organizaciones han incorpo- rado a sus modelos de competencias los valores que se espera fortalecer en el des- empeño laboral y que en cierta forma, son un sello distintivo de dicha organización. Vemos pues que la línea que separa las competencias de los valores es –no tanto teóricamente como en la realidad de cada individuo– muy fina. Si hablamos de flexibilidad frente al cambio, coherencia, austeridad, capacidad autocrítica, com- promiso, responsabilidad, capacidad de aprendizaje, transparencia, honestidad, respeto por el equipo de trabajo… ¿Son competencias o valores? En cualquier ca- so, sí parecen atractivas o tentadoras acti- tudes u opciones que pueden llevar a una organización que pretenda y atraiga este tipo de personas a obtener un liderazgo determinante, un liderazgo de valores. Esto nos lleva de vuelta al tema prin- cipal. Parece que hemos encontrado una especificidad de nuestro sector. Y no es porque el sector privado o el público se vean ajenos a la existencia de valores; también en estos sectores existen y están en aplicación. La propuesta es que seamos pioneros en el desarrollo de nuevos mo- delos de gestión de personas que pueden responder mejor en un ámbito no lucrati- vo y que desde esta práctica asumamos la responsabilidad del ejemplo para otras or- ganizaciones que, en el fondo, se asientan sobre la misma base que las nuestras, las personas. ▪ Carlos Cortés. Director de recursos humanos Fundación Ayuda en Acción. La propuesta es que seamos pioneros en el desarrollo de nuevos modelos de gestión de personas que puedan responder mejor en un ámbito no lucrativo y que desde esta práctica asumamos la responsabilidad del ejemplo para otras organizaciones que, en el fondo, se asientan sobre la misma base que las nuestras, las personas.