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JULIO 2010 Cuadernos de la Asociación Española de Fundaciones
ces improvisa, no se sabe lo que se
espera de él, interacciona, huye de
la zona de confort, se equivoca con
más frecuencia. En definitiva, se
atreve, “no nos atrevemos a muchas
cosas porque son difíciles, pero son
difíciles porque no nos atrevemos a
hacerlas”.
En resumen, es un liderazgo que
persigue cambio, señalando nuevos
caminos en los que sólo mantiene
un eje común, como única constante
admitida: los valores.
El líder disruptivo
¿Y cuáles son las características
de este tipo de liderazgo en el entor-
no fundacional?
Thach y Thompson han estu-
diado las posibles diferencias entre
sectores con y sin ánimo de lucro en
cuanto a las características de un lí-
der. Dicho de otra manera, intentan
determinar hasta qué punto la tipo-
logía organizacional tiene impacto
en las competencias de lideraz-
go. Tras entrevistar a 300 líderes,
aproximadamente la mitad de cada
sector, se aprecia una destacable
similitud con respecto al resulta-
do de las competencias señaladas:
honestidad e integridad, promover
la colaboración y desarrollar a los
demás. En este sentido, un estudio
realizado en España acerca del ‘lí-
der extraordinario’ también conclu-
ye que una de las competencias que
ha obtenido mayor calificación en-
tre los encuestados es la integridad
y honestidad.
Si hablamos en particular del en-
torno no lucrativo, el Instituto de In-
novación Social de Esade ha anali-
zado las competencias de los líderes
para el cambio social. Concluye en
su estudio que se aprecian tres ca-
racterísticas de un buen líder: tener
claridad conceptual para transmitir
la visión, liderar mediante el ejem-
plo (lo que algunos llaman walk the
talk) y gestionar los equipos para
que sean autónomos.
Parece por lo tanto que hay co-
incidencia en cuanto a las compe-
tencias que requiere el liderazgo y
que esto es claramente aplicable a la
realidad de las fundaciones.
Ahora bien, ¿cómo es el líder
disruptivo? Veámoslo a través del
siguiente decálogo.
DECÁLOGO DEL LÍDER
DISRUPTIVO
1. Se trata de un líder que
sabe liderarse a sí mismo;
se conoce bien y desde lue-
go tiene confianza en uno
mismo, por eso transmite
confianza y credibilidad en
lo que hace.
2. Es empático, como dice el
proverbio indio: “antes de
juzgar a una persona, cami-
na tres lunas con sus moca-
sines”.
3. Es transparente por es-
pontáneo; también es ágil y
despierto, si ha de moverse
en la improvisación lo hace
de un modo brillante.
4. Es optimista y valiente,
pero también debe tener re-
sistencia a la frustración,
no tanto porque pueda equi-
vocarse como por el hecho
de que probablemente no
estará cuando aparezcan
sus propios resultados.
5. Es un buen comunicador,
casi un embaucador, o al
menos con altas dotes de
persuasión contagiando pa-
sión.
6. Es un buen gestor de
conflictos porque se mue-
ve mejor y destaca en ese
contexto así como en el de
crisis.
7. Es intuitivo e inteligente,
con visión; si definimos la
intuición como la capaci-
dad de reconocimiento de
patrones, este tipo de líder
va más allá y aporta un ‘sal-
to intuitivo’.
8. Es creativo, no sólo in-
nova, utiliza pensamiento
divergente, con capacidad
heurística.
9. Es ambicioso, con humil-
dad sí, pero con la suficiente
ambición y seguridad en sí
mismo como para atreverse
a comenzar un camino no
recorrido antes.
10. Es honesto, porque todo lo
que hace nace de sus valo-
res y de una honesta volun-
tad de mejorar, porque cree
en el cambio y en las per-
sonas.
En conclusión, no cabe duda de
que para impulsar el cambio en las
organizaciones, hacen falta todo
tipo de liderazgos, tanto individua-
les como colectivos, responsables,
éticos. Ahora bien, en este contex-
to que estamos viviendo de rápida
transformación, de crisis global a
partir de la económica, de nuevos
paradigmas, de marcado carác-
ter tecnológico y global, sin duda
que hay un liderazgo que destaca
y que aporta especial valor: aquel
que rompe con lo establecido para
mejorar, para innovar, para crear y
transformar, para cambiar.
Carlos Cortés. Director de Re-
cursos Humanos de Grupo 5 y Con-
sultor social.
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