ces improvisa, no se sabe lo que se espera de él, interacciona, huye de la zona de confort, se equivoca con más frecuencia. En definitiva, se atreve, “no nos atrevemos a muchas cosas porque son difíciles, pero son difíciles porque no nos atrevemos a hacerlas”. En resumen, es un liderazgo que persigue cambio, señalando nuevos caminos en los que sólo mantiene un eje común, como única constante admitida: los valores. El líder disruptivo ¿Y cuáles son las características de este tipo de liderazgo en el entor- no fundacional? Thach y Thompson han estu- diado las posibles diferencias entre sectores con y sin ánimo de lucro en cuanto a las características de un lí- der. Dicho de otra manera, intentan determinar hasta qué punto la tipo- logía organizacional tiene impacto en las competencias de lideraz- go. Tras entrevistar a 300 líderes, aproximadamente la mitad de cada sector, se aprecia una destacable similitud con respecto al resulta- do de las competencias señaladas: honestidad e integridad, promover la colaboración y desarrollar a los demás. En este sentido, un estudio realizado en España acerca del ‘lí- der extraordinario’ también conclu- ye que una de las competencias que ha obtenido mayor calificación en- tre los encuestados es la integridad y honestidad. Si hablamos en particular del en- torno no lucrativo, el Instituto de In- novación Social de Esade ha anali- zado las competencias de los líderes para el cambio social. Concluye en su estudio que se aprecian tres ca- racterísticas de un buen líder: tener claridad conceptual para transmitir la visión, liderar mediante el ejem- plo (lo que algunos llaman walk the talk) y gestionar los equipos para que sean autónomos. Parece por lo tanto que hay co- incidencia en cuanto a las compe- tencias que requiere el liderazgo y que esto es claramente aplicable a la realidad de las fundaciones. Ahora bien, ¿cómo es el líder disruptivo? Veámoslo a través del siguiente decálogo. DECÁLOGO DEL LÍDER DISRUPTIVO 1. Se trata de un líder que sabe liderarse a sí mismo; se conoce bien y desde lue- go tiene confianza en uno mismo, por eso transmite confianza y credibilidad en lo que hace. 2. Es empático, como dice el proverbio indio: “antes de juzgar a una persona, cami- na tres lunas con sus moca- sines”. 3. Es transparente por es- pontáneo; también es ágil y despierto, si ha de moverse en la improvisación lo hace de un modo brillante. 4. Es optimista y valiente, pero también debe tener re- sistencia a la frustración, no tanto porque pueda equi- vocarse como por el hecho de que probablemente no estará cuando aparezcan sus propios resultados. 5. Es un buen comunicador, casi un embaucador, o al menos con altas dotes de persuasión contagiando pa- sión. 6. Es un buen gestor de conflictos porque se mue- ve mejor y destaca en ese contexto así como en el de crisis. 7. Es intuitivo e inteligente, con visión; si definimos la intuición como la capaci- dad de reconocimiento de patrones, este tipo de líder va más allá y aporta un ‘sal- to intuitivo’. 8. Es creativo, no sólo in- nova, utiliza pensamiento divergente, con capacidad heurística. 9. Es ambicioso, con humil- dad sí, pero con la suficiente ambición y seguridad en sí mismo como para atreverse a comenzar un camino no recorrido antes. 10. Es honesto, porque todo lo que hace nace de sus valo- res y de una honesta volun- tad de mejorar, porque cree en el cambio y en las per- sonas. En conclusión, no cabe duda de que para impulsar el cambio en las organizaciones, hacen falta todo tipo de liderazgos, tanto individua- les como colectivos, responsables, éticos. Ahora bien, en este contex- to que estamos viviendo de rápida transformación, de crisis global a partir de la económica, de nuevos paradigmas, de marcado carác- ter tecnológico y global, sin duda que hay un liderazgo que destaca y que aporta especial valor: aquel que rompe con lo establecido para mejorar, para innovar, para crear y transformar, para cambiar. Carlos Cortés. Director de Re- cursos Humanos de Grupo 5 y Con- sultor social. Cuadernos de la Asociación Española de Fundaciones