Cuadernos
de la Asociación Española de Fundaciones
JUNIO 2013 Cuadernos de la Asociación Española de Fundaciones 13
terminada actitud. Podría decirse, por lo
tanto, que de nuestros valores derivan de-
terminadas actitudes (lo que llamamos,
en el ámbito de Recursos Humanos, com-
petencias). Y finalmente, estas actitudes
o competencias, se concretan en conduc-
tas o comportamientos observables,
como luego veremos. Con eso consegui-
mos resultados.
Esta secuencia viene explicada en el
siguiente cuadro: Del pensamiento a los
resultados. (ver cuadro 1)
Veamos esta idea a través
de un ejemplo.
Hace ya unos años, leí un sencillo artí-
culo que me llamó la atención. Bajo el
peculiar título de “Equipo y papel higié-
nico” su autor afirmaba: “El concepto
de equipo comienza cuando cada indi-
viduo se implica en cuidar que al otro
no le falte lo que uno puede aportar, que
todos ganemos.(…) Echar una mano
por principios, porque es lo que hay que
hacer para ser coherente con lo que uno
aspira que hagan los de su entorno”.
En este ejemplo, el ‘trabajo en equi-
po’ se sitúa como un valor instrumental,
que conlleva una serie de actitudes
(competencias), medibles a través de
conductas concretas y observables como
reponer el papel o fregar los platos. Es
posible que en nuestra organización se
defienda el trabajo en equipo como prin-
cipio de actuación, pero la realidad se
muestra contraria a ese principio. Tanto
que es preciso recordarlo a través de car-
teles no poco frecuentes…
Vamos a analizar este planteamiento
con un supuesto práctico y real, téc-
nicamente más elaborado
Recientemente, estoy llevando a cabo,
en esta misma línea, un trabajo de aline-
amiento de valores con una conocida
fundación que trabaja con colectivos en
riesgo de exclusión social. Entre sus va-
lores cuentan con dos especialmente es-
tratégicos, identitarios y, según la distin-
ción de Rokeach, finales: utopía y fra-
ternidad. ¿Cómo pueden saber si se
cumplen y estimular o promocionar su
ejecución?
Para ello, hemos diseñado una serie de
competencias propias de cada valor. Así,
la organización considera que la utopía se
puede concretar en “Pensamiento positi-
vo”. Y hemos seleccionado una serie de
conductas concretas, observables, medi-
bles, que entendemos recogen ese pensa-
miento positivo: utilización de metáforas
positivas, frases como “siempre hay una
solución”, visión de oportunidad. (ver cua-
dro 2. Pensamiento positivo, conductas).
Como segundo ejemplo, también
hemos tomado el valor “fraternidad”,
concretado en una competencia que
hemos llamado “Respeto por los demás”,
a su vez aterrizada en comportamientos
observables, cuyo cumplimiento presu-
pone que existe ese respeto, y de esa ma-
nera, se actúa con ‘fraternidad’. Un ejem-
plos de esas conductas es el siguiente:
Al final, este tipo de comportamien-
tos va a conformar la cultura6 organizati-
va. Eso es lo que desea esta fundación. Y
más allá, quiere promocionar los valores
y medir su cumplimiento, algo que sólo
podrá conseguir si los concreta en con-
ductas observables.
En conclusión, siguiendo este ejerci-
cio de concreción de valores en conduc-
tas observables, dispondremos de una po-
derosa herramienta de estímulo y medi-
ción de valores con múltiples aplicacio-
nes prácticas: selección por valores, eva-
luación, reconocimiento, acciones for-
mativas… alineando perfectamente nues-
tra políticas con las conductas que la or-
ganización desea, promueve y entiende
que contribuyen a la misión.
Imagino que conoce el lector la razón
por la que se observan rosas en la cabe-
cera de los viñedos. Efectivamente, se
ponen al principio de la larga hilera de
vides porque son especialmente sensibles
a las plagas. Velan como guardianas de
las posibles plagas que puedan afectar a
la uva. Además de eso, embellecen viva-
mente el paisaje.
Vengo a proponer que seamos rosas.
Que estemos a la cabeza de las organiza-
ciones, vigilando con especial sensibili-
dad para apreciar una conducta que no se
adecúa y decirlo al compañero y compa-
ñera, promoviendo así las conductas que
están alineadas con nuestros valores. Y de
esta manera, sin duda, embellecer los vi-
ñedos (nuestras organizaciones), siendo
serenos guardianes de nuestros valores.
Si queremos cambiar el mundo, po-
demos creer en la utopía, y en la fraterni-
dad, y podemos creer por tanto que se
pueden observar y medir. Como decía el
maestro en boca de su universal hidalgo:
“Cambiar el mundo,
amigo Sancho, que
no es locura ni uto-
pía, sino justicia”.
6 La cultura en la organización, tal y como apunta Schein, hace referencia a un conjunto de creencias que ha funcionado suficientemente bien para ser juz-
gada válida y, consiguientemente, para ser enseñada a los nuevos miembros como el modo correcto de percibir, pensar y sentir en la organización.
Schein, E.H. (1985). Organizational culture and leadership. San Francisco: Jossey-Bass.
Pensamiento positivo. Conductas.
Cuadro 2
PENSAMIENTO POSITIVO:
Siempre tiene una actitud positiva en
cualquier situación
No solo ve las limitaciones, sino las nuevas opor-
tunidades cuando aparecen las dificultades
Cuando se enfrenta a problemas, no cambia su
estado de ánimo y sigue manteniendo una actitud
positiva aportando soluciones
Su lenguaje verbal y no verbal (sonrisa, mirada
confiada, postura erguida) siempre demuestran
optimismo y buen humor
Las situaciones adversas o de crisis las traduce,
de manera natural, como oportunidad de “cambio
y mejora”.
Acude a metáforas positivas que reinterpreten la
realidad desde un aspecto más estimulante (“este
partido lo vamos a ganar”)
Alude a los hechos y comportamientos
para proponer mejoras, no a las personas.
Mantiene la confidencialidad de la infor-
mación de un usuario.
Carlos Cortés
Socio fundador de Sec-
tor Cuatro Social
carloscortesleon.com.