Carlo Maria Martini afirmaba muy bien: “La propuesta cristiana no es abstracta ni elitista: es para un pueblo que llora, que sufre; para gente fatigada y oprimida que se encuentra con los horizontes cerrados y tiene necesidad de abrir de par en par las puertas del corazón”. En este sentido la propuesta cristiana queda perfectamente condensada en las bienaventuranzas. En ellas los discípulos y las discípulas de Jesús encuentran una brújula por la cual poner en lo concreto de la historia la esencia fundamental del cristiano. Por eso, el Papa Francisco les decía a los jóvenes en la Catedral de San Sebastián (JMJ Río): "¿Qué tenemos que hacer, Padre? Mira, lee las bienaventuranzas que te van a venir bien. Y si querés saber qué cosa práctica tenés que hacer, lee Mateo 25, que es el protocolo con el cual nos van a juzgar. Con esas dos cosas tienen el programa de acción: Las bienaventuranzas y Mateo 25. No necesitan leer otra cosa. Se lo pido de corazón".